11 Jul
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La posición que más frecuente vemos en una sala de partos es la mujer boca arriba. La posición horizontal no suele ser una postura que el propio cuerpo pide de forma espontánea o intuitiva en el momento del parto. Cuando hay libertad de movimiento las mujeres raramente eligen la posición dorsal o semisentada por largos períodos de tiempo, porque simplemente no están cómodas.

La Organización mundial de la salud, también desaconseja este tipo de posición, alentando a la mujer a elegir la que le resulte más cómoda para este comento. Por otro lado la posición vertical, permite a cada mujer estar en un plano de igualdad espacial frente a los otros asistentes con los que interactúa simétricamente.

¿Por qué se insiste en la posición horizontal entonces?
Por un lado es considerar a la mujer como objeto de trabajo, en su posición de paciente, acostada inmóvil, de poder sobre ella y por otro lado para comodidad del equipo de salud para poder realizar maniobras (a veces necesario y otras no) y monitorizar al bebé.

Poder deambular y movilizarse a lo largo del trabajo de parto favorece la actividad uterina, el descenso del bebé y ayuda a experimentar las diferentes posibilidades de movilidad que tiene la pelvis para abrir el espacio y dar paso a la cabeza del bebé.

La pelvis no es una estructura rígida, sino que está compuesta por huesos articulados entre sí que van modificando levemente su posición a medida que el parto avanza. Visualizar nuestra estructura pélvica y comprender qué posiciones y movimientos favorecen el descenso del bebé puede ayudarnos en el trabajo de parto.,La biología no ha previsto que la mujer durante su trabajo de parto permanezca acostada. Puede moverse y cambiar de posición las veces que lo necesite y quiera. Esta movilidad de ninguna manera compromete el bienestar fetal. Esta es la condición de la inmensa mayoría de las mujeres que se encuentran en situación de bajo riesgo.

No hay una posición "ideal" para parir, como tampoco hay una posición ideal para la relación sexual.

La posición de rodillas junto con la acción de la gravedad lleva el peso del bebé hacia el pubis aliviando los dolores en la zona sacrolumbar. Al mismo tiempo, estar parada con algún apoyo aumenta la libertad de la pelvis y el cambio de posición de las piernas genera asimetrías que facilitan sus movimientos, aliviando el dolor.

Utilizar una pelota para sentarnos o el banco de parto, sostenida por una tela colgante o un barral, ayuda a mantener la pelvis y el útero más livianos y en verticalidad. Mientras la tela sostiene los brazos y la pelota sostiene y mece la pelvis, aumenta el efecto relajante

Apropiarnos del parto, elegir con libertad la posición que nos resulte más cómoda, no sólo para transitar las contracciones sino también para parir, nos permitirá vivirlo plenamente y ser verdaderas protagonistas de este momento.

Dra. Analía Blanco
@dra.analiablanco
Obstetra del Programa PS

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